Comprendiendo el dolor y el sufrimiento

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“Si tuviera la posibilidad de elegir entre la experiencia del dolor y la nada, elegiría el dolor”.

William Faulkner. 

Es común que hablemos de dolor y de sufrimiento, con el mismo término o concepto relacionado a las situaciones difíciles e inevitables que transitamos a lo largo de la vida, como lo son la enfermedad, la muerte, o también la pérdida de relaciones, una quiebra económica, cambio de empleo o de residencia, entre muchas otras, catalogándolas en su mayoría como “desafortunadas o negativas” y que nos obligan a transitar el camino del duelo.

El texto budista Sallatha Sutra, nos invita a ampliar la mirada sobre el dolor y el sufrimiento, con la metáfora de Las Flechas. “Es como si a un hombre común le dispararan una flecha y enseguida, le dispararan otra; tocado por esta sensación dolorosa se resiste, se acongoja, se lamenta y sufre, de modo que tiene dos dolores, uno físico y uno mental”. La primera flecha es el evento inicial, la experiencia dolorosa que sucede y no se puede evitar, la segunda flecha que es opcional, es aquella que nos lanzamos a nosotros mismos, es nuestra reacción que se magnifica al dejarnos llevar por diferentes estados emocionales de ira, miedo y desesperación.

Aprender a experimentar los eventos dolorosos con mayor aceptación y un corazón compasivo, nos permite acercarnos de un modo más íntimo al sufrimiento para entenderlo mejor, sin querer deshacernos de él lo más rápido posible, que es la tendencia habitual, y así comprender las enseñanzas que trae consigo.

Es reconocer que ambos hacen parte de la experiencia humana, que aparecen en diversos escenarios y que tienen sus particularidades; el dolor no podemos evadirlo, ya que es inherente a la vida, y en cuanto al sufrimiento, tiene que ver con la manera en que nos relacionamos con el mismo dolor y con la forma en que percibimos e interpretamos lo que nos pasa, por lo cual es un aspecto en el que podemos influir; tenemos el potencial para reestructurar patrones de pensamiento limitantes y comportamientos poco empáticos, que aumentan nuestro dolor y lo convierten en una dinámica de sufrimiento, que incluso nos puede llevar al borde de situaciones límite, o de poner en riesgo nuestra integridad.

Comprender que el dolor nos puede catapultar a un crecimiento personal, que contiene puertas donde podemos acceder a nuevos recursos para afrontar la vida, y que nos capacita para desarrollar estrategias de afrontamiento para futuras situaciones, genera una ventana de alivio que nos orienta a buscarle sentido al sufrimiento, a incrementar nuestras capacidades humanas, favoreciendo el despertar de la consciencia  fortaleciendo la compasión, el autocuidado, la resiliencia y la mirada esperanzadora.

A continuación, te compartimos algunas recomendaciones que te ayudarán a desarrollar una perspectiva diferente frente al dolor y situaciones de crisis:

1. Fomentar una mirada auto compasiva: esto se refiere a reconocer en nosotros que el dolor nos invita a cuidarnos más, a contenernos emocionalmente, a reconocer nuestros límites, buscar ayuda en quienes nos pueden dar soporte y a darnos espacio y tiempo para atendernos con pequeñas acciones que vayan construyendo el escenario para nuestra recuperación.

2. Permitir la expresión emocional asertiva: Al compartir nuestro dolor con otros o a través de la escritura, la pintura, y otras terapias expresivas/creativas, logramos aliviar la carga emocional que podemos estar experimentando, y comprender con mayor profundidad lo que necesitamos para estar mejor.

3. Descubrir el sentido a través del sufrimiento: las experiencias difíciles nos permiten confrontarnos con nuestras creencias, nuestros valores y con aquello que nos genera significado en la vida. Las crisis son una valiosa oportunidad para detenernos a hacer una revisión frente a lo que consideramos importante y contrastar si la vida que estamos viviendo, está alineada con lo que consideramos relevante o si, por el contrario, estamos alejados de aquello que deseamos construir. El dolor y el sufrimiento que experimentamos, nos invitan a observar cómo estamos frente a diferentes aspectos de nuestra vida y si debemos ejercer algunos cambios para conectar con un mayor sentido vital.

4. Restaurar y fortalecer nuestra comunicación espiritual: cuando hablamos de espiritual, nos referimos en este punto a dos aspectos: el contacto con nuestras creencias en un ser superior que, como ya lo han demostrado múltiples investigaciones, fortalece la mirada frente a la esperanza y la fe de un mejor futuro y el luchar por ello; y por otro lado, tiene que ver con la idea desarrollada desde la logoterapia, modelo centrado en el encuentro del sentido, en el que se plantea la dimensión espiritual como aquella dimensión de nuestro ser profundo, que nos permite oponernos a los condicionantes de la vida y nos permite afrontar experiencias complejas, a pesar de la condición misma, pues somos “seres en potencia”, es decir, seres que siempre tendremos la capacidad de cambiar nuestra actitud y disposición ante aquello que nos pasa.

Así pues, más allá de cualquier situación que enfrentemos, es trabajar en la manera en que queremos asumirla y desarrollar acciones que nos permitan caminar día a día por nuestra sanación, inclusive con el dolor, la tristeza, la negación, o con aquellos componentes emocionales o mentales que nos pueden limitar y restringir, pero nunca determinar.

En conclusión, tenemos la capacidad de salir adelante a pesar de las adversidades, situando nuestra vida hacia el reconocimiento de lo que el dolor nos invita a revisar, a desarrollar comportamientos que promuevan el autocuidado y a vivir con mayor ilusión y optimismo, cultivando nuestra dimensión profunda, fortaleciendo nuestras capacidades resilientes y convirtiendo un sufrimiento sin sentido, en un sufrimiento con significado y propósito.

Te invitamos a hacer parte de la comunidad Pebres® (personas con experiencia basada en la realidad), donde brindamos una formación que enriquece los distintos procesos de vida y permite a su vez, desde el modelo de voluntariado apoyar a otros que están transitando también la difícil senda del dolor. https://trinidadsalud.com/formacion-pebres/.

Equipo Trinidad

Marta Cecilia Restrepo

Santiago Arjona

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