“Es necesario el silencio del alma para escucharlos. En ocasiones,
“Es necesario el silencio del alma para escucharlos. En ocasiones, atreverse a despertarlos por si están dormidos. Esta es la forma de entrar en la lengua y sumergirse en los lenguajes del amor.”
Margarita Guerrero
Imaginemos estar en un territorio con una perspectiva sistémica, es decir, situados como individuos únicos, especiales y semejantes en un entorno relacional familiar y social.
Desde este lugar, pensar en la naturaleza de “ser humano” con sus atributos físicos y su esencia espiritual.
La pregunta que nos atañe sería ¿Cuáles son los lenguajes del amor? El primer paso para responderla es diferenciar lengua y lenguaje. La lengua es humana y el lenguaje es divino. En otras interpretaciones sería: “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Recorrer estos senderos requiere de un viaje iniciático lleno de aventuras, dificultades y por supuesto de un desenlace.
VIAJE INICIÁTICO
Entrar en la lengua es entrar en la cultura, es decir, a un mundo de relaciones que todo humano necesita como ser de contacto tribal. El lenguaje permite construir estados de consciencia que enlazan valores, actitudes, pensamientos, sentimientos e inquietudes que entretejen la vida y la muerte con las preguntas ¿Quién soy? ¿Para qué estoy? ¿Para dónde voy?, respuestas que impulsan a transitar estos caminos permitidos solo como individuos.
Para este viaje iniciático todos los seres humanos hemos recibido el don del libre albedrío, o la capacidad de decidir desde la libertad en un camino de corazón que favorece:
Estos talentos desarrollan la facultad de narrar historias. Si hay un tema recurrente en los relatos mágicos sería el de los viajes. Los cuentos narran una trayectoria, marcan una ruta que el protagonista inicia cuando decide resolver, rescatar, descifrar… el conflicto que le impide seguir viviendo en armonía y completo bien-estar.
Este personaje simbólico tiene que ver con nuestra parte consciente con la cual toma decisiones para llevar a cabo los anhelos del alma. La necesidad de emprender el viaje es innato en la especie humana, el viaje permite la posibilidad de cambiar, de encontrarnos con la sorpresa, de tener una vida mejor, de dejar atrás lo conocido, lo resuelto… para sumergirnos en lo imprevisto.
Con la lengua heredada se entra en la cultura, y con el arte, al lenguaje que permea la psiquis humana con una puesta en escena de lo invisible del espíritu.
Para esta narrativa se transita por el sendero HELE: hablar, escuchar, leer y escribir significativamente, es decir, el saber ser y hacer con el lenguaje.
Por consiguiente, el lenguaje en las artes, es un trabajo permanente del ánima humana.
Max Müller en su libro “La ciencia del lenguaje” presenta indagaciones a las preguntas: Lenguaje ¿qué eres? ¿dónde estás? ¿para qué sirves? Y responde poéticamente:
“Se ha dicho que es un suelo sagrado, porque es el depósito del pensamiento. No podemos determinar aun lo que es el lenguaje; puede ser obra de la naturaleza, una invención del arte humano o un don celeste; pero, pertenezca a la esfera que quiera, nada parece superarle ni aún igualarle.
Si es una creación de la naturaleza, es su obra maestra la coronación de todo lo demás, reservada solo para el hombre; si es una invención artificial del espíritu humano, parecería elevar al inventor casi al nivel de un creador divino; si es un don de Dios, es el don más grande, porque, gracias a él, Dios ha hablado al hombre, y el hombre habla a Dios en la meditación, la oración y la adoración”.
Podemos deducir entonces, que los lenguajes que expresa el alma como espíritu o principio de vida son:
Todos estamos sedientos por ser amados, sin embargo, el amor como arte y ciencia requiere aprendizaje, en el ser, el conocer, el hacer, el convivir, el transformar y el transcender. Cuando se logra desarrollar la armonía interior con el amor se puede expandir su fuerza en sincronía con la energía creadora y bailar con el universo.
Etimológicamente, la palabra armonía significa “la actividad del amor”: donde hay amor existe armonía, donde falta el amor se rompe la armonía.
Ahora bien, ¿cuál es el significado de la palabra “amor”?
Platón definió al amor como “querer el bien” y agregó que el bien es el “desarrollo pleno de aquello que amamos”. Entonces el amor a uno mismo es querer el propio bien, es decir el propio desarrollo pleno; y amar a los demás es querer su bien, es decir su desarrollo pleno.
Obsérvese que hablamos de bien y no de beneficio. A veces el bien implica renuncia, y hasta dolor.
En el beneficio alguien saca ventajas, “gana” a expensas de los demás.
“Si me beneficio, no hago el bien…, pero si hago el bien, me beneficio”
La palabra amor es en realidad una negación, ya que contiene el prefijo de negación “a “y posee dos acepciones: a-mor = a-mortis (sin muerte) y a-mor = a-morbo (sin enfermedad).
Es decir que el amor es sanante y nos afirma la vida.
“El llamado es inevitable, tarde o temprano llega. Ampliar la mirada a través del trabajo sobre sí mismo es toda una aventura que encontramos en el camino del Ser. Trascender desde esta sabiduría implica traspasar el dolor para revincularnos y encontrar el amor”.
Margarita Guerrero
Pedagoga sistémica
Gerontóloga
Consteladora familiar y fluvial
Gestalt neuroimaginativa (GNI)
Consteladora familiar y fluvial
Formada en PEBRES® Equipo Trinidad
“Es necesario el silencio del alma para escucharlos. En ocasiones,
La experiencia de la pérdida de una persona amada es
“Si tuviera la posibilidad de elegir entre la experiencia del
